Recientemente
tuve la oportunidad de leer un ensayo del escrito Italiano Italo Calvino
titulado “Porque leer a los clásicos” en
donde hace una serie de reflexiones acerca de lo que define a un clásico y
porque resultan indispensables en nuestras vidas.
El ensayo
me hizo pensar en la importancia de escuchar a los clásicos, pero, quienes son
estos clásicos? Es decir, que los hace ser clásicos e indispensables y de que
manera podemos acceder a ellos sin quedar atrapados en los pantanos de los
discursos ortodoxos que solo alejan a posibles escuchas de los placeres de la música
académica.
Usando
algunas de las definiciones que Calvino hace en alusión a los libros, me
atrevo a aplicar algunas a la música clásica también.
1.
Un clásico va a hacer aquella
pieza que se quedara clavada en nuestras emociones y que a la larga
influenciara nuestra experiencia personal para formar parte del colectivo inconsciente.
2.
Un clásico es un tesoro
escondido, una experiencia sublime reservada solo para aquellos temerarios que
se atreven a escucharlos y a disfrutarlos.
3.
Un clásico es aquel que cuando lo
escuchas por primera vez te da la sensación de haberlo escuchado antes.
4.
Un clásico será también aquella
pieza musical que genere críticas, discursos y especulaciones, que sacuda
nuestras conciencias y nuestra voz.
5.
Un clásico es aquel que
independientemente del país de procedencia, nos habla directamente y expresa
nuestra experiencia y sentir como si viniera de nosotros mismos.
6.
Un clásico es la pieza que
siempre persistirá como ruido de fondo aun cuando el presente sea totalmente
incompatible con lo que la pieza algún día represento.
Pero, porque
la música clásica no goza de la misma popularidad que mucha música comercial?
No creo que la respuesta este en simplemente aludir al carácter pretencioso y académico
de la música formal y a la necesidad de tener conocimientos previos en torno a
esta para ser capaces de entenderla y disfrutarla.
Es evidente que la alienación
que la música formal ha sufrido en torno al gusto popular es culpa de los
sistemas educativos que se han encargado de relegarla y prácticamente desaparecerla
de los programas escolares. También es culpa de los medios de comunicación que en
su desmedida ambición se han encargado de producir en masa productos “musicales”
de dudosísima calidad, carentes de contenido significativo y en general enajenantes
pero fácil de distribuir y de insertar en los gustos populares. Y finalmente, también
es culpa de nosotros mismos, tan acostumbrados a recibir y aceptar lo que nos
llega de los medios y las instituciones y tan incapaces muchas veces de hacer
uso de nuestro pensamiento crítico y de tener un sentido común independiente.
Al final,
cuando nos aventuramos y decidimos ir más allá de lo dictado por las masas y de
las tendencias impuestas, nos encontramos con un mundo de posibilidades y
expresiones artísticas que retan nuestras emociones y desafían completamente
nuestra reducida visión del mundo que nos rodea.
No necesitamos
saber si Beethoven fue un compositor Alemán de semblante fuerte que simpatizo
con los ideales del movimiento cultural llamado Sturm un Drang y que sus obras desafiaron los cánones del clasicismo
para dar lugar luego al movimiento romántico que exalta la libertad y
fraternidad por sobre el racionalismo para conmovernos con su novena sinfonía o
exaltarnos con los primeros acordes de su quinta.
Definitivamente
no es importante saber si Rachmaninoff fue uno de los mayores representantes
del romanticismo Ruso y uno de los compositores para repertorio pianístico mas idiomático
que hubo para disfrutar su concierto para piano num. 2 y rendirse absolutamente
ante la belleza de la melódia del segundo movimiento.
Carece de
total importancia saber si el trabajo de Gustav Mahler sirvió de puente entre
la tradición Austro-Germana y el inicio del modernismo a principios del siglo
veinte para asombrarse con los solos del corno francés en el scherzo de su
quinta sinfonía y sentir absoluta empatía y duelo con la marcha fúnebre con la
que comienza la obra.
Realmente
es fundamental saber que Rimsky-Korskov perteneció al grupo de compositores
rusos conocidos como los cinco, que fue un absoluto maestro en orquestación y
que en su Gran obertura para la Pascua Rusa utiliza temas tomados de una colección
de cantos litúrgicos pertenecientes a la tradición de la iglesia ortodoxa Rusa
para exaltarse y disfrutar de su carácter festivo y de la intensidad de su instrumentación?
Invito a
todos a sumergirse en los clásicos con total, absoluta y orgullosa ignorancia
pero con oídos y corazones dispuestos
para el viaje…
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