sábado, 7 de julio de 2012

Porque escuchar a los clásicos? (y cuales son estos llamados clásicos)



Recientemente tuve la oportunidad de leer un ensayo del escrito Italiano Italo Calvino titulado “Porque leer a los clásicos”  en donde hace una serie de reflexiones acerca de lo que define a un clásico y porque resultan indispensables en nuestras vidas. 

El ensayo me hizo pensar en la importancia de escuchar a los clásicos, pero, quienes son estos clásicos? Es decir, que los hace ser clásicos e indispensables y de que manera podemos acceder a ellos sin quedar atrapados en los pantanos de los discursos ortodoxos que solo alejan a posibles escuchas de los placeres de la música académica.

Usando algunas de las definiciones que Calvino hace en alusión a los libros, me atrevo a aplicar algunas a la música clásica también.

1.     Un clásico va a hacer aquella pieza que se quedara clavada en nuestras emociones y que a la larga influenciara nuestra experiencia personal para formar parte del colectivo inconsciente.
2.    Un clásico es un tesoro escondido, una experiencia sublime reservada solo para aquellos temerarios que se atreven a escucharlos y a disfrutarlos.
3.    Un clásico es aquel que cuando lo escuchas por primera vez te da la sensación de haberlo escuchado antes.
4.    Un clásico será también aquella pieza musical que genere críticas, discursos y especulaciones, que sacuda nuestras conciencias y nuestra voz.
5.    Un clásico es aquel que independientemente del país de procedencia, nos habla directamente y expresa nuestra experiencia y sentir como si viniera de nosotros mismos.
6.    Un clásico es la pieza que siempre persistirá como ruido de fondo aun cuando el presente sea totalmente incompatible con lo que la pieza algún día represento. 

Pero, porque la música clásica no goza de la misma popularidad que mucha música comercial? No creo que la respuesta este en simplemente aludir al carácter pretencioso y académico de la música formal y a la necesidad de tener conocimientos previos en torno a esta para ser capaces de entenderla y disfrutarla. 
Es evidente que la alienación que la música formal ha sufrido en torno al gusto popular es culpa de los sistemas educativos que se han encargado de relegarla y prácticamente desaparecerla de los programas escolares. También es culpa de los medios de comunicación que en su desmedida ambición se han encargado de producir en masa productos “musicales” de dudosísima calidad, carentes de contenido significativo y en general enajenantes pero fácil de distribuir y de insertar en los gustos populares. Y finalmente, también es culpa de nosotros mismos, tan acostumbrados a recibir y aceptar lo que nos llega de los medios y las instituciones y tan incapaces muchas veces de hacer uso de nuestro pensamiento crítico y de tener un sentido común independiente.

Al final, cuando nos aventuramos y decidimos ir más allá de lo dictado por las masas y de las tendencias impuestas, nos encontramos con un mundo de posibilidades y expresiones artísticas que retan nuestras emociones y desafían completamente nuestra reducida visión del mundo que nos rodea. 

No necesitamos saber si Beethoven fue un compositor Alemán de semblante fuerte que simpatizo con los ideales del movimiento cultural llamado Sturm un Drang y que sus obras desafiaron los cánones del clasicismo para dar lugar luego al movimiento romántico que exalta la libertad y fraternidad por sobre el racionalismo para conmovernos con su novena sinfonía o exaltarnos con los primeros acordes de su quinta.

Definitivamente no es importante saber si Rachmaninoff fue uno de los mayores representantes del romanticismo Ruso y uno de los compositores para repertorio pianístico mas idiomático que hubo para disfrutar su concierto para piano num. 2 y rendirse absolutamente ante la belleza de la melódia del segundo movimiento.

Carece de total importancia saber si el trabajo de Gustav Mahler sirvió de puente entre la tradición Austro-Germana y el inicio del modernismo a principios del siglo veinte para asombrarse con los solos del corno francés en el scherzo de su quinta sinfonía y sentir absoluta empatía y duelo con la marcha fúnebre con la que comienza la obra.

Realmente es fundamental saber que Rimsky-Korskov perteneció al grupo de compositores rusos conocidos como los cinco, que fue un absoluto maestro en orquestación y que en su Gran obertura para la Pascua Rusa utiliza temas tomados de una colección de cantos litúrgicos pertenecientes a la tradición de la iglesia ortodoxa Rusa para exaltarse y disfrutar de su carácter festivo y de la intensidad de su instrumentación?

Invito a todos a sumergirse en los clásicos con total, absoluta y orgullosa ignorancia pero con oídos y  corazones dispuestos para el viaje…


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